La Puerta del Río (denominada también la Puerta del Rey, Puerta Principal o Puerta del Norte) es una puerta que daba acceso a la Casa de Campo desde el Palacio Real. Anteriormente, fue una puerta con reja hasta la llegada de la Segunda República, cuando se le da aspecto monumental y resulta ampliada con dos nuevas cancelas, la puerta es denominada por entonces como Puerta de la República. En la actualidad vemos una restauración ‘interpretada’ y desplazada (más cercana al río) de su posición original con seis pilastras cuadradas en planta de semicírculo (a modo de exedra) incluida en el paisaje de Madrid Río y ubicadas justo en frente del puente del Rey.
El rey Felipe II adquiere la Casa de los Vargas y los campos adyacentes que se convertirían en la Casa de Campo. La Casa se encuentra alejada del Alcázar al otro lado del río y para su acceso hace construir una pasarela.1 De esta forma el Alcázar y el nuevo palacete quedan accesibles.2 Con los años Carlos III pone cerca a algunas zonas de la Casa de Campo. Es posible que en esas fechas la puerta fuese una especie de verja, y su paso estaba cerrado al público.
Su autoría no está documentada, pero todo indica que su construcción corresponde con la época de Fernando VI ya que en la puerta original aparecía su busto junto al de Bárbara de Braganza en las pilastras de granito de la puerta, esta identificación se la debemos a Aparisi Laporta. Aunque hay discrepancias respecto a que se trate de estos dos personajes.
Sin apenas variaciones desde su construcción se mantiene igual hasta el año 1934, que con la proclamación de la II República 1931 y el nuevo estatus de la Casa de Campo, cedida al pueblo de Madrid a través de su Ayuntamiento. La puerta se queda pequeña para las necesidades de accesos masivos que se producen por parte de los madrileños. Se le encarga entonces una reforma al arquitecto Manuel Álvarez Naya, que proyecta la nueva puerta.